de Jorge Berrocal
Contrariamente a lo que muchos opinan y no en pocas
ocasiones cegados por un irracional prejuicio, un nuevo gobierno fujimorista
hubiera sido notablemente superior al de Ollanta Humala, y superior también a
ese régimen iniciado en 1990. Son muchos aspectos que permiten afirmar en ese
sentido, uno de ellos es la evidencia de que en el Perú la experiencia de
gobierno se convierte en un capital que se traduce en una mejor gestión para un
posterior periodo de gobierno.
El caso de Alan García es quizás el que mejor nos permite
ilustrar este planteamiento donde, luego de un primer gobierno nefasto iniciado
en 1985 ha pasado a tener en el 2006 a una gestión de gobierno razonablemente
mejor que el primero. No vamos a negar tampoco que hubieron muchos actor
irregulares, pero se diferencia favorablemente del primero. También podríamos
afirmar que un eventual segundo gobierno toledista o un segundo gobierno
humalista dentro de diez años, probablemente serían más eficientes que sus
primeros periodos de gobierno.
Todo esto nos permite expresar que la mejor opción del 2016
es un gobierno fujimorista, si bien no sería encarnado posiblemente por el
mismo Ing. Alberto Fujimori, pero alguien del entorno político cercano podría
encajar perfectamente para encaminar un nuevo periodo fujimorista en el
gobierno. Es evidente la amplia oposición y resistencia que todavía se genera
frente a esta posibilidad, toda vez que son muchos los elementos negativos que
se cuestionan de ese régimen, los mismos que ya fueron ampliamente debatidos
por políticos, intelectuales y la prensa. Estos elementos cuestionados pueden
resumirse en la corrupción y las violaciones a los derechos humanos ocurridas
durante ese régimen en el marco de un enfrentamiento con el terrorismo; los
mismos que ya se han convertido en una dura lección aprendida y constituyen una
invaluable experiencia, que de utilizarse positivamente podrían traducirse en
el éxito de un nuevo régimen fujimorista.
A diferencia del primer gobierno de Alan García, el régimen
fujimorista si tiene muchos aspectos positivos que mostrar, entre los
resultados que podemos enumerar se encuentra los siguientes: El crecimiento
económico del Perú que entre otros factores se inicia gracias al modelo implementado
en los 90s. La derrota del terrorismo se produjo también en ese periodo. Se
construyó importante infraestructura física que hasta hoy resalta. Se
implementaron instituciones que hasta hoy demuestran su importancia en el
funcionamiento del aparato estatal, algunos de ellos solo han cambiado de
nombre. Pero lo que más resalta de la herencia positiva del régimen fujimorista
es el haber acertado con la voluntad y decisión de convocar a los mejores
cuadros técnicos de nuestro país, y son ellos los que hicieron que el Perú se
transforme y se encamine hacia el crecimiento y desarrollo.