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11 septiembre 2012

El régimen fujimorista en 1992 y la captura del líder de SL

de Jorge Berrocal

Estando próximo a cumplirse los 20 años de la captura de Abimael Guzman, podemos observar que en los ultimos días se han publicado en diferentes medios periodísticos varias columnas de opinión y reportajes en relación al tema. En tal sentido se observa nuevamente que los políticos y periodistas de izquierda o aquellos que se  caracterizan por un antifujimorismo que raya con el odio irracional, pretenden imponer nuevamente el argumento de que Fujimori no derrotó al terrorismo. Para muestra citaremos fragmentos de un reciente artículo de opinión publicado en el Diario La República cuya autora es la conocida periodista Claudia Cisneros.

"Al fin comienza a emerger y difundirse la VERDADERA historia de la captura de Abimael Guzmán y la derrota al terrorismo, y no las fantasías oportunistas y marketeras machacadas por el fujimorismo (...) Fujimori NO derrotó a Sendero. Fujimori NO capturó a Abimael Guzmán. Fujimori y Montesinos tenían otra estrategia en marcha, la de la guerra de baja intensidad con el grupo paramilitar Colina, asesinando salvajemente, sin preguntar, a terroristas o inocentes, a sindicados sin pruebas, estudiantes sospechosos y hasta a niños, y generando respuestas más brutales por parte del terrorismo".
En el párrafo anterior es evidente el grado de antipatía de su autora hacia el fujimorismo. Las palabras en mayúscula solo denotan el deseo de gritar e imponer una postura, en ese sentido se observa mucha emoción destructiva, sin ningún ápice de objetividad en todo lo expresado. En el siguiente párrafo puede apreciarse el verdadero deseo de su autora y hacia que linea apunta.
"Por eso cuando el 12 de setiembre de 1992 cayó Guzmán, ni Fujimori ni Montesinos pudieron arrebatarles en ese momento el crédito. Porque no sabían que estaba por caer, porque no sabían en qué andaban los miembros del Gein. Fujimori ni siquiera estaba en Lima. Y no fue casualidad (...) La verdad siempre emerge aunque toda una maquinaria política-delincuencial haya querido maquillarla por décadas (...) Y por fin, desenmascarar al fujimorismo".

Al respecto resulta necesaria hacer algunas precisiones que son importantes.

El 5 de abril de 1992 se produjo un golpe de estado encabezado por el Ing. Alberto Fujimori asumiendo de esta manera  el poder total y la responsabilidad sobre los actos del estado peruano. En consecuencia, a partir de esa fecha todos los operativos organizados por el comando de las Fuerzas Armadas y de la Policia Nacional, sean estos positivos o perjudiciales, se encontraban en el ámbito de la responsabilidad del presidente. En la práctica el presidente ejercía de manera dictatorial el control total de esas instituciones por no tener ningún contrapeso en otros estamentos del estado, toda vez que había disuelto al congreso de la república. Inclusive los fujimoristas reconocen esa situación, agregando que el periodo dictatorial termina en diciembre de ese mismo año con la instalación del Congreso Constituyente Democrático (CCD). En efecto, el 22 de noviembre del 1992 se habían realizado las elecciones al CCD, y esta se instaló el 30 de diciembre de ese mismo año; por lo que, al menos formalmente, a partir de esa fecha se ponía término al periodo donde el presidente de la república ejercía el poder total.

En el periodo iniciado con el golpe de 1992, es decir aquel donde el Ing. Fujimori tenía el poder total, ocurren tres hechos con impacto significativo en la historia reciente del Perú, el primero esta integrado por los crímenes de  Barrios Altos y La Cantuta, y el segundo es la captura de Abimael Guzman líder de Sendero Luminoso.

En la actualidad el Ing. Alberto Fujimori está purgando condena con el argumento o sustento de la "teoría del dominio del hecho" que no quiere decir otra cosa que ,como ejercía el control total, tenía que haber conocido u ordenado la ejecución de los crímenes mencionados. Lo impresionante, por  tamaña mezquindad, es que quienes levantan esos argumentos, son los primeros en retirar el crédito al ex presidente por el logro innegable de su régimen al haber desarticulado el movimiento terrorista con la captura de su líder y de otros cabecillas.

Es evidente y resulta hasta grotesco ese "doble rasero" cuando algunos "interpretan" los hechos con el único objetivo de cobrar venganza y así satisfacer sus bajos deseos dominados por el odio y resentimiento que guardan. Seguramente se trata de esa actitud negativa y destructiva que consiste en oponerse al que tiene éxito. Es preciso tener en cuenta que muchos de ellos fueron los políticos derrotados por Fujimori en las numerosas elecciones que hubieron durante ese régimen, y por eso no es casualidad que parte ellos sean seguidores del mayor de todos los derrotados, el novelista Mario Vargas Llosa. Inclusive hoy en día ningún político tendría probablemente la capacidad de derrotar a Fujimori en unas elecciones. ¿Será acaso otra de las razones por la que se encuentra en prisión? Con el tiempo sabremos más.


06 septiembre 2012

El rumbo de Ollanta Humala

de Jorge Berrocal

Hasta inicios del año 2011 se veía con claridad el rumbo que nuestro país estaba tomando y la estabilidad del sistema económico. Esto era reforzado por el consenso en la mayoría de las fuerzas políticas a favor de mantener el rumbo, por los buenos resultados que estaba mostrando.  Inclusive las primeras señales del nuevo régimen humalista apuntaban hacia ese sentido. Sin embargo, estamos observando en los últimos meses una amenaza que se expresa en la influencia e impacto cada vez mayor de los conflictos sociales, como el que acontece en torno al proyecto Conga de tendencia claramente "anti-sistema".

Este hecho no habría cobrado tanta relevancia si no se hubiese producido el éxito político de sus promotores con la suspensión del mencionado proyecto. Esta situación, que pone en riesgo la estabilidad económica alcanzada, no tiene precedentes en la historia reciente del Perú; quizás el episodio más importante con similares características fue el que se presentó con el movimiento en contra del regimen fujimorista en el año 2000, pero como pudo apreciarse, este solo terminó en un cambio del grupo político en el poder; toda vez  que el sistema económico establecido se mantuvo intacto. Por otro lado, el caso de los movimientos en contra de la privatización de las empresas de Egasa y Egesur ocurridas en Arequipa el año 2002 resultaron ser muy limitados al ámbito local, por lo que no se tradujo en una verdadera amenaza del sistema.

Otro aspecto desconcertante que ya ha sido observado por muchos analistas políticos es la aparente debilidad del gobierno de Ollanta Humala para solucionar los conflictos sociales, digo aparente porque aún falta determinar con precisión lo que está ocurriendo realmente. En ese sentido, el gobierno ha dado mensajes ambiguos con los cambios en el equipo ministerial, por lo que analizaremos dos escenarios posibles.

En el primero, el gobierno se ha incorporado al sistema pero no sabe como afrontar los conflictos sociales, y en el segundo, que es el más preocupante, es donde el gobierno realmente está en contra del sistema por lo que deja y promueve que esta se siga desgastando a manos de los extremistas para finalmente ejecutar un cambio drástico con otro programa de gobierno, aquel que ya había sido descartado para ganar las elecciones, el denominado programa de "la gran transformación". De ser real el segundo escenario, el régimen estaría procediendo claramente contra los verdaderos resultados de las elecciones generales del 2011 -el 68% votó en contra del programa inicial de Ollanta Humala-, y realmente estaría significando un golpe "anti-sistema".

En el entendido de que se trata del primer escenario, lo que debe hacer el gobierno es implementar o reforzar el marco normativo que permita combatir eficientemente los actos ilegales y la violencia que se producen a raíz de los conflictos sociales. Para tal efecto debe otorgarse un marco legal que permita canalizar adecuadamente los legítimos intereses de la población en una forma más ordenada y predecible. Así mismo, se debe establecer y aplicar sanciones más practicas y aleccionadoras a todos aquellos que infrinjan las leyes como por ejemplo en los casos de toma de carreteras y paros que afectan a otros ciudadanos. Para que este plan sea efectivo, debe iniciarse una campaña de información orientada a que toda la población tenga plena conciencia sobre que acción resulta legal y que otra ilegal y las consecuencias que estos generan.

En el segundo escenario, el papel más importante deberá ser asumido por la oposición política que se encuentra tanto dentro como fuera del congreso. Ellos tendrán que alzar las banderas de la libertad en defensa de aquel programa que la mayoría eligió en la segunda vuelta de las elecciones pasadas, en defensa de la "hoja de ruta". Todo esto significaría un proceso de resistencia que debe llevarse a cabo para preservar el "manejo responsable y prudente de la economía" tal como alguna vez se comprometiera el ahora presidente Ollanta Humala.

02 septiembre 2012

La izquierda radical y las elecciones regionales

de Jorge Berrocal

El actuar del presidente regional de Cajamarca, Gregorio Santos, expresada en su reciente oposición para que regrese inmediatamente la calma a dicha región, esta vez manifestando que "protesta seguirá si Yanacocha no se va” a pesar de la suspensión del proyecto Conga,  nos permite reafirmar cual es la naturaleza y proceder de los movimientos de extrema izquierda en el Perú. Estos grupos se caracterizan por promover la violencia, incitar el odio, mantener posiciones intransigentes y despreciar los esfuerzos que se realizan para lograr el desarrollo; y para lograr sus objetivos políticos recurren muchas veces a informaciones sin sustento con los que sorprenden a los campesinos para que se unan a su causa. 

Este cuadro debe servir para que los electores de todas las regiones del Perú estén alertas y los identifiquen a la hora de votar en las próximas elecciones regionales. Si estos es así, la crisis en torno al proyecto Conga habrá servido para  que el elector peruano de muestras de mayor madurez en procesos ahora tan importantes como son las elecciones regionales.  

Lo más lamentable es que una parte del sector político, religioso y de la prensa le ha estado haciendo juego a este grupo extremista con el argumento de que se debe buscar el diálogo, sin advertir que precisamente es el dialogo aquello que desprecian estos grupos radicales como quedó demostrado. 

Ollanta Humala no debió ceder ante la presión de la izquierda peruana para sacar al Sr. Oscar Valdez del gabinete ministerial, porque su presencia en el gobierno  representaba la convicción de que la ley y el orden debían imponerse. El tiempo nos está demostrando la razón; toda vez que los hechos posteriores al cambio ministerial están pintando al gobierno como uno que muestra debilidad e indecisión.