El periodo colonial en el Perú, produjo un conjunto de ciudades, cada uno con particularidades propias y podemos enumerar como los más principales a los siguientes: Lima, Cuzco, Huamanga, Trujillo y Arequipa; cada una de estas ciudades poseen “centros históricos” de valor monumental muy importante, no sólo como patrimonio cultural, si nó además, como la personalidad que identifica a cada una de las ciudades mencionadas; pero la ciudad más legendaria de ese periodo es sin duda Huamanga, cuyo conjunto arquitectónico de su “centro Histórico” constituye una especie de reliquia monumental del periodo colonial peruano, sin comparación posiblemente en toda latinoamérica, por sus características que transporta mentalmente a una etapa de la historia del Perú; el Dr Romero Pintado afirmaba lo siguiente: “Ayacucho era la sede de la gloria imperial de España en el Nuevo Mundo ... El rey de España conocía la importancia de que allá residía la verdadera raíz conquistadora de los Pizarro y de los Almagro y de los grandes capitanes como Pedro Anzures, Enriquez de Campo Redondo, Garcilazo de la Vega (padre)...La élite conquistadora residía en Ayacucho, mientras se instalaba la nueva burocracia administrativa en la quietud regalona y adormecedora de Lima...”; que incluso nos podemos atrever a hacer una analogía: si los principales restos arqueológicos ubicados en el departamento del Cuzco (la misma ciudad del Cuzco, las ruinas del valle sagrado de los Incas y Machupicchu), significa el patrimonio monumental más legendario del periodo incaico, además de reflejar la grandeza y el esplendor cultural en el imperio de los Incas; Huamanga constituye la ciudad que más refleja la leyenda y el misterio de un periodo de opulencia con manifestaciones culturales que asombran a los entendidos de la historia colonial, cada calle de esta ciudad encierra una o más historias que nos transportan hacia las vivencias cotidianas de un periodo de la historia, encierra además muchas tradiciones y costumbres “alturadas” reflejo de su abolengo, y un pasado de grandeza, en un contexto de dominación española. Según cronistas y viajeros de los siglos XVII – XIX, Ayacucho fue la mejor expresión del urbanismo virreynal en américa, ya que es poseedora de armoniosas casonas señoriales y monumentales iglesias. Es importante resaltar el aspecto armonioso en su conjunto, dado que su grandeza y esplendor no se observa individualmente a cada construcción arquitectónica - algo que si es característico en las demás ciudades importantes del periodo colonial en el perú – existe una unidad muy bién armonizada en toda la ciudad correspondiente a ese periodo histórico: el centro es señorial, refleja poder, modo de vida aristocrático y suntuosidad en las construcciones; los barrios al rededor del centro, lugar donde el arte popular se desarrolló a niveles muy importantes, esta constituido por pequeñas casa, un poco más simple en su construcción, pero en estilo arquitectónico que armoniza muy bien con las de la clase señorial. Sin embargo, todo este conjunto arquitectónico – como cualquier otro - , no esta a salvo de quienes pretenden destruirlo o deformarlo, es así que en las últimas décadas principalmente a partir de los setentas del siglo XX, muchas edificaciones pertenecientes a este periodo fueron destruidos para dar paso a construcciones “progresistas” -este proceso es consecuencia del surgimiento de un nuevo periodo en la historia de la ciudad, que trae nuevas formas de enfocar la realidad, nuevas formas de producción, nuevas relaciones de producción, cambios en los grupos de poder, etc.- trayendo como consecuencia daños aparentemente irreversibles, en el modelo original y con esto la pérdida parcial del patrimonio monumental de todos los peruanos, además de significar la personalidad que identifica a nuestra ciudad de Huamanga. En consecuencia el presente escrito constituye una llamada de alerta para salvaguardar toda esta riqueza arquitectónica, patrimonio cultural de todos los peruanos; haciendo conocer el nivel de cambios que se han efectuado desde hace relativamente poco tiempo y posibles medidas de protección y rescate a los que ya sufrieron transformaciones.
Un importante aspecto a considerar para estos efectos, son las causas que motivaron el cambio de mentalidad y concepciones de los pobladores de esta ciudad (aunque la gran mayoría de habitantes en la actualidad son “foráneos”, provenientes de las demás provincias del departamento o de otros departamentos) y para poder lograr una explicación objetiva es necesario conocer el contexto social y económico en que se desarrolla la sociedad.
Las construcciones están en relación directa con la situación económica y el estilo arquitectónico están influenciados por el patrón cultural imperante, que pueden originarse en el modelo propio del que construye o en modelos foráneos; en la historia de Huamanga podemos encontrar claramente los periodos de opulencia, decaimiento y resurgimiento pero este último en un sistema económico distinto a los anteriores – situación importante que explica en gran parte la situación actual del patrimonio monumental de la ciudad – en consecuencia podemos afirmar lo siguiente: la ciudad (la correspondiente al periodo colonial) fue construido casi en su totalidad, desde el momento de su fundación (1539) hasta mediados del siglo XVIII; pudiendo ser de la siguiente manera, un crecimiento rápido y acelerado desde los primeros años, hasta gran parte del siglo XVII, para luego, seguir con el crecimiento de la ciudad – los barrios principalmente – en un ritmo más o menos constante hasta la primera mitad del siguiente siglo; luego de este momento entramos a una etapa en la que las construcciones van a ser escasas, y en muchos casos nulas por prolongados periodos de tiempo, en consecuencia la ciudad se mantendrá casi intacta, y donde muchas generaciones de pobladores la habitarán sin observar cambios importantes en la edificación original, todo esto hasta mediados del siglo XX; Pero es apartir de este momento en que se iniciarán los cambios más escandalosos en la edificación, puesto que se introducirán modelos totalmente extraños a los usados desde hace muchos siglos y que traen como consecuencia una imagen sin mucha armonía y desordenada, por ejemplo una casa de dos o tres pisos a ladrillo y cemento, con puertas y ventanas metálicas construida al lado de una característica casona de Huamanga, con sus portadas de piedra y puertas de madera en forma arqueada y las ventanas artísticas de madera, con su techo de tejas, nos traen una imagen sin tanta belleza; a todo esto podríamos agregar lo que sucede en el caso de que se construyan más edificios con características modernas en el lugar donde antes existían bellas casas antiguas, el resultado es un desorden mayor, puesto que estas nuevas casas son hechas sin la mínima coordinación; aunque los cambios son lentos al principio, en zonas donde antes no existía construcción alguna, las transformaciones que más dañan al patrimonio monumental, son aquellos que demuelen las antiguas edificaciones para en cambio construir “modernas casas”; en los últimos años las construcciones son en un ritmo acelerado, pero pricipalmente hacia zonas de expansión nuevas de los alrededores de la ciudad, pero sin detenerse la destrucción de edificaciones históricas del periodo colonial.
Las construcciones huamanguinas pertenecientes al periodo colonial son importantes por muchos aspectos: el primero, por constituir manifestaciones auténticas de un periodo histórico – a diferencia de muchas de las construcciones actuales, que solo reflejan, modas extrañas por constituir de otras regiones del planeta, improvisaciones, copias, desorden, etc.- el segundo, por ser un modelo propio de aquellos que lo mandaron construir; el tercero, es la personalidad que ostenta la ciudad, constituyéndose en parte de la identidad local; el cuarto, por ser patrimonio cultural de todos los peruanos y el quinto, las posibilidades de uso turístico, brindarían beneficios económicos a los pobladores de la ciudad.
A continuación, vamos a tratar de señalar todos los cambios y de que manera se viene dando el proceso de deterioro, destrucción, transformación, etc. del patrimonio monumental histórico de todos los peruanos – básicamente por la necesidad de otorgarle nuevos usos de tipo comercial o de vivienda y en algunos otros casos por considerarlo “anticuado” y en consecuencia un “atraso” el mantenerlo en sus características originales – y lo vamos a describir de la siguiente manera:
- Lo primero que salta a la vista, son las fachadas exteriores, en las que ha pasado prácticamente de todo; comensaremos con las puertas y su entorno pétreo caracterizado por los adornos típicos de la tradición española, pero en algunos casos con pequeños motivos indígenas; muchos de ellos tiene escudos algunos representando la nobleza de sus antiguos propietarios y otros conteniéndo la cruz cristiana, dándonos la impresión de ser capillas, simbolizando de este modo la profunda religiosidad del huamanguino; pero lo que ha sucedido son los cambios totalmente ridículos si comparamos con la tradicional y auténtica; hemos visto que el material de la puerta es ahora de metal y al entorno pétreo lo han tarrajeado con cemento, seguramente para que tengan un aspecto más “moderno”; en otros casos simplemente lo han destruido para colocarlo en su lugar puertas que no tengan nada que ver con el “vergonzoso atraso que reflejaban las antiguas”; la actividad comercial a creado otro problema, relacionado a los anuncios publicitarios que desdibujan totalmente las artísticas y tradicionales puertas de las casonas coloniales.
- Otra situación que salta a la vista en la actualidad, respecto a las casas y casonas de la ciudad de Huamanga, es lo que ocurrió en el interior de estas, y el cambio que observamos solo puede ser calificado de grotesco en algunos casos y ridículo en otros, siendo ambos igual de escandalosos, situación que refleja problemas bastante complejos, como son los económicos sociales y culturales; tales problemas aténtan con el desarrollo que todos deseamos para nuestros pueblos; es así como observamos que tras la destrucción de los tradicionales pilares del interior de las casas ayacuchanas se ha procedido a la construcción, sin el menor criterio estético, de casas de ladrillo y cemento que desdibujan completamente el hermoso modelo de las casonas. Y se ha llegado al extremo en algunos casos, de hacer divisiones, seguramente para delimitar ciertas “propiedades” de colocar una pared que divide en dos la portada principal de la casa prosiguiendo con el zaguán, hasta llegar al patio. Para luego realizar construcciones de ladrillo y cemento de acuerdo a las necesidades utilitarias inmediatas del ocasional propietario; produciendo un grave daño a la imagen, no solo de la vieja casa, si no a la muchas veces atentada armoniosa ciudad de Huamanga; situación que evidentemente perjudica a todos los compoblanos aunque no estén totalmente consientes de ello; Sin embargo existen esfuerzos por preservar el bello patrimonio monumental de la ciudad, principalmente provenientes de instancias publicas o de empresas privadas, como bancos u hoteles; algunos vecinos realizan algunos esfuerzos para mantener cierta armonía al realizar cambios en sus viviendas, pero no resultan suficientes al no contar con el debido asesoramiento arquitectónico.
PROPUESTA PARA LA SOLUCION DEL PROBLEMA
Nuestras propuestas son los siguientes:
- Reforzar las facultades del Instituto Nacional de Cultura (INC) respecto a las siguientes actividades: reconstrucciones, remodelaciones, destrucciones, etc. en el “Centro Monumental de la ciudad de Ayacucho” dicho organismo debe tener objetivos claros y muy bien especificados; asi mismo debe contar con la participación de profesionales conocedores del significado y valor del centro monumental, en la que esten comprendidos: arquitectos, historiadores, ingenieros, etc.
- Educar a la población ayacuchana de una manera mas efectiva que los implementados hasta el momento; donde se de especial importancia a la realización de campañas informativas en una forma clara y didactica para que pueda ser comprendido por todos los estratos y utilizando para ello los diferentes medios de comunicación.
