Por D.W. MacKenzie. (Publicado el 14
de enero de 2012)
de enero de 2012)
Traducido del inglés. El artículo
original se encuentra aquí http://mises.org/daily/1142.
original se encuentra aquí http://mises.org/daily/1142.
Las élites de los medios
recomunicación han estado debatiendo activamente, aunque no sensatamente,
acerca de las virtudes del estímulo económico propuesto por el presidente Bush.
Es decir, el debate está muy mal dirigido. El título de este programa revela la
naturaleza defectuosa del este debate. Como supuestamente estamos sometidos a
una ralentización económica, necesitamos estimular la economía para que afecte
a su recuperación.
recomunicación han estado debatiendo activamente, aunque no sensatamente,
acerca de las virtudes del estímulo económico propuesto por el presidente Bush.
Es decir, el debate está muy mal dirigido. El título de este programa revela la
naturaleza defectuosa del este debate. Como supuestamente estamos sometidos a
una ralentización económica, necesitamos estimular la economía para que afecte
a su recuperación.
La idea de que a las economías en
su conjunto a veces les falta suficiente potencia deriva de una serie de
doctrinas económicas defectuosas que se centran en el lado de la demanda de la
economía agregada. Según la economía del lado de la demanda, hay veces en que
el gasto total en la economía no sería suficiente como para proporcionar empleo
a todos los que quieren trabajar y deberían estar trabajando.
su conjunto a veces les falta suficiente potencia deriva de una serie de
doctrinas económicas defectuosas que se centran en el lado de la demanda de la
economía agregada. Según la economía del lado de la demanda, hay veces en que
el gasto total en la economía no sería suficiente como para proporcionar empleo
a todos los que quieren trabajar y deberían estar trabajando.
David Ricardo y Thomas Malthus
discutieron sobre este asunto, argumentando Ricardo correctamente que la
economía del lado de la demanda estaba equivocada. J.B. Say también demostró la
irrelevancia de la economía del lado de la demanda, al demostrar que la demanda
deriva de la oferta de bienes a los mercados. Ricardo y Say ganaron este debate
y esto se dio por sentado durante más de un siglo.
discutieron sobre este asunto, argumentando Ricardo correctamente que la
economía del lado de la demanda estaba equivocada. J.B. Say también demostró la
irrelevancia de la economía del lado de la demanda, al demostrar que la demanda
deriva de la oferta de bienes a los mercados. Ricardo y Say ganaron este debate
y esto se dio por sentado durante más de un siglo.
Aparte de algunas figuras menores,
como J.A. Hobson, pocos dudaban de que Ricardo y Say hubieran probado la
irrelevancia de la economía del lado de la demanda. Pero la economía del lado
de la demanda recuperó la respetabilidad cuando John Maynard Keynes la
reescribió en su Teoría general del
empleo, el interés y el dinero. Keynes es el responsable de la
repopularización de esta doctrina.
como J.A. Hobson, pocos dudaban de que Ricardo y Say hubieran probado la
irrelevancia de la economía del lado de la demanda. Pero la economía del lado
de la demanda recuperó la respetabilidad cuando John Maynard Keynes la
reescribió en su Teoría general del
empleo, el interés y el dinero. Keynes es el responsable de la
repopularización de esta doctrina.
El actual debate sobre la política
fiscal se está librando en buena parte en términos del lado de la demanda. La
columnista Molly Ivins ataca el plan de Bush en términos que hacen que suene
como mala economía keynesiana.
fiscal se está librando en buena parte en términos del lado de la demanda. La
columnista Molly Ivins ataca el plan de Bush en términos que hacen que suene
como mala economía keynesiana.
Sin embargo, uno no puede
cuestionar la intención de esta política cuando examina las declaraciones del
propio presidente.
cuestionar la intención de esta política cuando examina las declaraciones del
propio presidente.
“Por un lado, tenemos que
asegurarnos de que potenciamos la demanda del consumo tanto acelerando los
recortes fiscales existentes como proporcionado reembolsos a los no
contribuyentes, pero declarantes (…) Y el Congreso tendría que actuar tan
rápido como sea posible para poner ese dinero en manos de la gente para
potenciar la demanda”. (Comentarios del Presidente ante la Asociación Nacional
de Fabricantes, octubre de 2001)
asegurarnos de que potenciamos la demanda del consumo tanto acelerando los
recortes fiscales existentes como proporcionado reembolsos a los no
contribuyentes, pero declarantes (…) Y el Congreso tendría que actuar tan
rápido como sea posible para poner ese dinero en manos de la gente para
potenciar la demanda”. (Comentarios del Presidente ante la Asociación Nacional
de Fabricantes, octubre de 2001)
El presidente Bush tenía claramente
en mente el lado de la demanda en la economía en su plan. Por supuesto, hay
razones legítimas para recortar los impuestos. Pero, al centrarse en las
razones equivocadas, no vemos la importación del recorte, no solo durante las
recesiones, sino en cualquier momento.
en mente el lado de la demanda en la economía en su plan. Por supuesto, hay
razones legítimas para recortar los impuestos. Pero, al centrarse en las
razones equivocadas, no vemos la importación del recorte, no solo durante las
recesiones, sino en cualquier momento.
No hay un fundamento real para
creer que los mercados tiendan al infraconsumo. El deseo humano dirige la
economía y éste no tiene fin. Como explicaba Ludwig von Mises, el hombre actúa
para pasar de su estado actual de incomodidad a un estado más deseable de
satisfacción. En concreto, la demanda de consumo estimula la actividad
económica. Los argumentos keynesianos de demanda insuficiente se basan en el
presupuesto absurdo de que cierto ahorro “drena” el sistema económico, de forma
que hay demasiada poca inversión.
creer que los mercados tiendan al infraconsumo. El deseo humano dirige la
economía y éste no tiene fin. Como explicaba Ludwig von Mises, el hombre actúa
para pasar de su estado actual de incomodidad a un estado más deseable de
satisfacción. En concreto, la demanda de consumo estimula la actividad
económica. Los argumentos keynesianos de demanda insuficiente se basan en el
presupuesto absurdo de que cierto ahorro “drena” el sistema económico, de forma
que hay demasiada poca inversión.
Para Keynes, los tipos de interés
reflejan solo los dictados de los banqueros centrales y los mercados de
capitales no tienen nada que decir en ellos. Esto facilita a los keynesianos
defender sus políticas en principio. Si los mercados de capitales son caóticos,
entonces deberíamos esperar periódicamente colapsos en la inversión y
deberíamos agradecer la intervención pública.
reflejan solo los dictados de los banqueros centrales y los mercados de
capitales no tienen nada que decir en ellos. Esto facilita a los keynesianos
defender sus políticas en principio. Si los mercados de capitales son caóticos,
entonces deberíamos esperar periódicamente colapsos en la inversión y
deberíamos agradecer la intervención pública.
Por supuesto, el ahorro es
simplemente consumo diferido, basado en la preferencia temporal y la inversión
se basa en los retornos esperados. Los tipos de interés son el precio que
regula los mercados del crédito y la formación de capital. Así que los tipos de
interés sí desempeñan un papel coordinador en la economía: coordinan ahorro e
inversión, de forma que los ahorros se igualen a la inversión. Este hecho hace
irrelevante la variante keynesiana de la economía del lado de la demanda.
simplemente consumo diferido, basado en la preferencia temporal y la inversión
se basa en los retornos esperados. Los tipos de interés son el precio que
regula los mercados del crédito y la formación de capital. Así que los tipos de
interés sí desempeñan un papel coordinador en la economía: coordinan ahorro e
inversión, de forma que los ahorros se igualen a la inversión. Este hecho hace
irrelevante la variante keynesiana de la economía del lado de la demanda.
Algunos, como Paul Krugman,
desdeñan la alternativa austriaca a Keynes. Sin embargo, uno no tiene que
aceptar el punto de vista austriaco para rechazar a Keynes. Los economistas de
Chicago, como Milton Friedman y Robert Lucas hicieron pedazos el deficiente
mito de la demanda hace décadas. Ahora, incluso los más declarados keynesianos
rechazan la teoría de la dirección del gasto de Keynes a favor de teorías
“neokeynesianas” que se basan en desajustes en salarios y precios.
desdeñan la alternativa austriaca a Keynes. Sin embargo, uno no tiene que
aceptar el punto de vista austriaco para rechazar a Keynes. Los economistas de
Chicago, como Milton Friedman y Robert Lucas hicieron pedazos el deficiente
mito de la demanda hace décadas. Ahora, incluso los más declarados keynesianos
rechazan la teoría de la dirección del gasto de Keynes a favor de teorías
“neokeynesianas” que se basan en desajustes en salarios y precios.
Ambos bandos del debate popular
están completamente fuera de onda con la economía aceptada académicamente.
Mientras que los expertos de la corriente principal discuten sobre qué
perceptores de rentas estimulan más la demanda, los economistas discuten sobre
qué señales de precios (salarios en los mercados laborales o tipos de interés en
los mercados crediticios) son las culpables del ciclo económico.
están completamente fuera de onda con la economía aceptada académicamente.
Mientras que los expertos de la corriente principal discuten sobre qué
perceptores de rentas estimulan más la demanda, los economistas discuten sobre
qué señales de precios (salarios en los mercados laborales o tipos de interés en
los mercados crediticios) son las culpables del ciclo económico.
Nuestro problema es el ciclo
económico, no las repetidas recesiones debidas a un gasto insuficiente. El
problema clave que afrontamos es
coordinar la oferta de bienes con su demanda a lo largo del tiempo. Mises y
Hayek identificaron correctamente a los tipos de interés como algo esencial en
este problema. Por supuesto, cuando las políticas públicas fuerzan los salarios
al alza, se produce desempleo. La clave es que la demanda es irrelevante para
el desempleo y el ciclo económico.
económico, no las repetidas recesiones debidas a un gasto insuficiente. El
problema clave que afrontamos es
coordinar la oferta de bienes con su demanda a lo largo del tiempo. Mises y
Hayek identificaron correctamente a los tipos de interés como algo esencial en
este problema. Por supuesto, cuando las políticas públicas fuerzan los salarios
al alza, se produce desempleo. La clave es que la demanda es irrelevante para
el desempleo y el ciclo económico.
Por supuesto, los altos impuestos
pueden ralentizar el desarrollo económico. Así que hay razones para relacionar
impuestos y rendimiento económico, pero hay algo más importante que se está
dejando fuera de este debate. Se supone que los impuestos financian funciones
imprescindibles del gobierno. Pero al discutir sobre como estimular la
economía, muchos olvidan el hecho de que el gasto del gobierno consiste en
buena parte en transferencias que benefician a los intereses de unos pocos. El
asunto dio más juego durante el tiempo en que la reforma financiera de las
campañas estuvo en las noticias. Pero al reconocer la irrelevancia de la
economía del lado de la demanda podemos reenfocar nuestra atención a los
asuntos reales.
pueden ralentizar el desarrollo económico. Así que hay razones para relacionar
impuestos y rendimiento económico, pero hay algo más importante que se está
dejando fuera de este debate. Se supone que los impuestos financian funciones
imprescindibles del gobierno. Pero al discutir sobre como estimular la
economía, muchos olvidan el hecho de que el gasto del gobierno consiste en
buena parte en transferencias que benefician a los intereses de unos pocos. El
asunto dio más juego durante el tiempo en que la reforma financiera de las
campañas estuvo en las noticias. Pero al reconocer la irrelevancia de la
economía del lado de la demanda podemos reenfocar nuestra atención a los
asuntos reales.
Las transferencias coactivas son
derrochadoras, ineficientes e injustas. La izquierda utiliza el dogma del lado
de la demanda para imbuir una falsa legitimidad a estas políticas. La derecha
utiliza demasiado a menudo esta misma retórica. Como la mayoría de los
economistas rechazan ahora la economía del lado de la demanda, podemos esperar
que pierda su popularidad entre lo medios y el público en general. Sin duda
será difícil acabar con el pensamiento simplista de gasto y crecimiento que
prevalece en el pensamiento popular. La idea de que los precios coordinan la
producción es sutil y compleja, así que es más difícil que la entienda la
gente.
derrochadoras, ineficientes e injustas. La izquierda utiliza el dogma del lado
de la demanda para imbuir una falsa legitimidad a estas políticas. La derecha
utiliza demasiado a menudo esta misma retórica. Como la mayoría de los
economistas rechazan ahora la economía del lado de la demanda, podemos esperar
que pierda su popularidad entre lo medios y el público en general. Sin duda
será difícil acabar con el pensamiento simplista de gasto y crecimiento que
prevalece en el pensamiento popular. La idea de que los precios coordinan la
producción es sutil y compleja, así que es más difícil que la entienda la
gente.
Sin embargo, debemos corregir estas falacias populares para ocuparnos
adecuadamente de los males que derivan de la intervención del gran gobierno.
Los recortes fiscales no son una
buena idea porque nos falte suficiente demanda en el momento. Los recortes
fiscales son una buena idea porque
los ingresos fiscales se gastan muy mal.
adecuadamente de los males que derivan de la intervención del gran gobierno.
Los recortes fiscales no son una
buena idea porque nos falte suficiente demanda en el momento. Los recortes
fiscales son una buena idea porque
los ingresos fiscales se gastan muy mal.
D. W. MacKenzie es profesor
ayudante en el Carroll College.
ayudante en el Carroll College.
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